Laurence lo tiene todo para ser plenamente feliz: joven, hermosa, felizmente casada, con dos hijas, un trabajo en agencia de publicidad y una posición económica acomodada. Incluso tiene un amante que la satisface. Sin embargo, ese deslumbrante envoltorio está empezando a anular su personalidad. Interrogarse acerca de quién es y qué siente realmente la lleva a replantearse toda su vida, sus convicciones, sus juicios, y a mirar con nuevos ojos el atractivo mundo en el que ha quedado atrapada. Laurence recuerda a aquel rey que transformaba en oro todo lo que tocaba..., pues, a su semejanza, todo lo que ella toca se transforma en imagen. Mediante una equilibrada novela de personaje, Beauvoir nos ofrece una descarnada y muy atinada radiografía de la hipocresía y las mentiras del modelo burgués.