Los protagonistas de los diez cuentos que conforman la antología Flores sin sol, de María Elena Ortega, son personas cuyas vidas se marchitan en función de existir para los otros. Algunas deciden abandonarse, y otras toman las riendas de su existencia de tal forma que la buena fama de los afectos más sólidos se tambalea. La pluma de María Elena es de certera agudeza y da ocasión al lector para detectar trampas, inconsistencias y falacias colocadas aquí y allá en el imaginario colectivo. María Elena Ortega tiene en común con muchas mujeres una historia personal que, aunque feliz, la llevó a posponer el cultivo de su vena literaria. Lo excepcional en ella es que, en cuanto tuvo oportunidad, se abrió un espacio para reinventarse: para hacerse narradora. Gracias a su talento, y sin duda a su tesón, Flores sin sol enriquece nuestro panorama literario.