Grace y Tamar son hermanas. Desde el momento mismo de su nacimiento, Tamar, la menor de las dos, altera la calma de la vida familiar, se vuelve una espina en la carne para su madre y un desafío y una incitación para su hermana. Autos unciente e impermeable a cualquier intento de socialización o incorporación de ideas morales, vive cruzando los límites y conduce gradualmente a Grace a su universo salvaje y anárquico. La secuencia de episodios que narra Deborah Kay Davies en Grace, Tamar y el divino Laszlo evoca y recompone sin sentimentalismos la novela de una familia disfuncional en la que las mujeres son un universo autónomo, poderoso y fascinante.