La poesía de Irma Pineda abreva de lo hondo, su palabra es siempre raíz, de lo oscuro se alimenta, del dolor, de la pasión, de la soledad. En sus poemas hay una fuerza primigenia que se agita, tremenda, se destruye y se crea a la vez, el ímpetu de una bestia recién soltada a quien todos temen. Toda su poesía está hecha de entraña, de atmósferas cotidianas en donde la palabra amor equivale a incendio, de voces y de nombres ocultos, de fe en el amor y en la esperanza. Cada verso de Hablo de un corazón de Irma Pineda, cada palabra e incluso cada silencio, añade una pequeña pieza a la visión de un mundo de una poeta ya esencial para nuestra tradición mexicana.
Álvaro Solís