La modernidad presupone estándares económicos, sociales, políticos y culturales, también morales, que en nuestro país no llegaron a darse durante mucho tiempo. Tras las transformaciones habidas durante la II{170} República y los proyectos frustrados por el estallido de la Guerra Civil, "normalidad" fue uno de los modos de referirse a la modernidad. La pintura y la escultura trabajaron en ese sentido cosechando éxitos inesperados. El gesto informalista de artistas como Tàpies, Chillida, Saura, Millares, Ràfols, etc., la ironía del realismo crítico de Eduardo Arroyo, Equipo Crónica, Juan Genovés, Equipo Realidad, el lenguaje de Luis Gordillo, la actividad de las diversas formas de conceptualismo, socavaron la vida autoritariamente impuesta, y lo hicieron con obras que desbordaban los límites de la "resistencia política", obras que continúan teniendo vigencia artística, estética y cultural. Pinturas y esculturas que constituyen la base de un diálogo con formas inéditas, con proyectos en realización que nos obligan a mirar el arte de una manera diferente: convertirnos en "espectadores" nuevos.