Al detallar el papel decisivo que el alambre de espino ha tenido en tres de las más grandes catástrofes de la modernidad ?la conquista del Oeste y el genocidio de los nativos de Norteamérica, la Primera Guerra Mundial y el exterminio nazi? pero también al cartografiar sus usos actuales ?marca de la propiedad privada, cierre de los centros penitenciarios y de internamiento, remate de las vallas en las fronteras?, Razac analiza, siguiendo el pensamiento de Foucault, la creciente violencia en la gestión política de espacios y poblaciones.
Se revela así la paradoja de la violencia moderna: las mejores herramientas de ejercicio del poder son aquellas que invierten la menor cantidad de energía posible y logran sin embargo los mayores efectos de dominación.