Este es el libro más personal de Pierre Bourdieu, porque en él aplica su capacidad interpretativa a su propio ámbito: el mundo universitario. En este sentido, el análisis que propone tiene una impronta casi autobiográfica, pero sobre todo un marcado compromiso intelectual. Bourdieu demuestra que el campo de la universidad es el lugar de una constante lucha de poderes que se desarrolla siguiendo una lógica específica: el poder académico y el prestigio intelectual o científico son los dos polos de esa lucha, y las disciplinas y las prácticas dominantes se distribuyen en torno a ellos.