Hostia carnal, tersura entre las sombras, la naturaleza misma como pasión y deseo, la mirada femenina que ahora penetra y se estremece y donde la figura del varón emerge con frecuencia. He aquí la esencia prodigiosa de Húmeda luz, de Antonia Robles, donde la voy poética se metamorfosea en sacra luminosidad, Gemidos, hemisferios de insomnio, abrazo convulsivo del agua y de la arena, como un ritual perenne, este volumen asume su vertiente erótica amorosa con sencilla cotidianidad.