En los últimos lustros, la diseminación de la violencia en América Latina se acompaña de unamplio número de investigaciones que tratan de explicarla. La mayoría de los análisis siguen privilegiando la excepcionalidad, lo contingente, lo anormal. Se prolonga así la idea de la violencia como algo que sucede en regiones empobrecidas o atrasadas. A contracorriente de estas interpretaciones, este libro ofrece un conjunto de estudios que analizan la violencia como un proceso generalizado en el que se combinan fuerzas (físicas, epistémicas, psicológicas, simbólicas) con el objetivo de producir diferencias materiales en los entornos colectivos. La crítica de la violencia parte de su análisis histórico, se estudia como un procedimiento inscrito en relaciones de poder, que funciona para articular las interacciones colectivas. Los ensayos de este libro explican la materialidad de la violencia como resultado de comunidades sociales, que dependiendo de los movimientos históricos adquieren más o menos visibilidad, configuran sus prácticas de maneras más o menos sofisticadas, más o menos letales, más o menos crueles. El conjunto de trabajos permite entender el papel central que juega la violencia en la definición del sentido de la vida colectiva en el mundo contemporáneo.