Obra paradigmática que inaugura la vanguardia en la narrativa peruana. Con sólo 18 años, el autor creó un universo complejo en el que alterna el discurso poético con retratos y estampas de personajes. Este libro abrió camino a la experimentación narrativa, la escritura fragmentaria y autoreflexiva que cuestiona las formas del discurso. A manera de introducción se incluye un texto de Javier Sologuren, así como el prólogo y el colofón originales de la primera edición de 1928.