El deseo se aprende; se conquista. Para Iara; adolescente en la década de los ochenta; esa conquista implica lograr un espacio propio; al margen de las instancias de opresión y violencia en que transcurre su vida; tanto en el liceo como en el hogar.Comenzar a salir al mundo; de por sí; genera consecuencias. Atravesar Montevideo para recibir clases de piano en la casa de una anacrónica profesora; se convierte para Iara en la posibilidad de un disponer de sí que; impensadamente; mutará hasta albergar su primera relación amorosa. A caballo entre el relato de iniciación y la novela erótica; la peripecia de Iara; su lucha a brazo partido contra una maraña de objetos y mandatos que le exigen tributo y le obstaculizan el camino a la plenitud; es también la peripecia de su acceso a la lucidez y a la escritura. La narración va tomando uno por uno los obstáculos; removiéndolos y abriendo a Iara el camino hacia su propio deseo; el de una existencia que vale la pena vivir.