El derrumbe de un modelo teórico como el marxista es ocasión para realizar una tarea deconstructiva que, más allá de excesos deterministas, permita revalorar el papel de la política, y las posibilidades que esta abre a fin de pensar la institución de lo social. La creación de ese campo teórico es fundamental cuando se tienen claros indicios de que la superficie teórica antecedente bloquea la reflexión de lo político y la relativa a la conformación siempre incierta y nunca definitiva de los sujetos políticos.