Los primeros investigadores de la sociedad salvaje se encontraron, ante su sorpresa, con una estructura social totalmente diferente de la nuestra. Encontraron un sistema tribunal y de clanes, basado sobre el parentesco materno y en el que la mujer jugaba un papel dirigente. Observaron que la sociedad salvaje tenía relaciones sociales y sexuales igualitarias, que emanaban de la producción colectiva y de la posesión comunal de la propiedad. De modo que el sistema de clan maternal, que otorgó un lugar honorable a la mujer, era también un orden colectivista en que los miembros de ambos sexos gozaban de igualdad y no sufrían opresión ni discriminación.