Los cuentos de La ley Campoamor ofrecen dos versiones de la misma situación dramática donde, a través de una estructura de espejos que permite a los textos reflejarse y responderse, se elabora un minucioso retrato de la vida. Son historias que nos llevan por el camino de las pérdidas, de las diversas violencias que surcan y atraviesan lo que existe, de las pequeñas batallas que elegimos luchar cada día y las mediocres victorias que nos consuelan, pero también de la dulzura, la compasión y las breves alegrías que hacen del mundo un lugar menos ingrato y que, gracias a la fuerza de la prosa de Ana Fuente, nos obligan a vernos y a entender por qué deseamos apartar la mirada.