El país de la lluvia escasa es como Mary Austin denomina al territorio que se encuentra «entre las Sierras altas al sur de Yosemite al este y al sur sobre un grupo de cordilleras quebradas más allá de Death Valley, adentrándose sin límite en el desierto de Mojave». Y también el título de su primer libro, publicado en 1903, que inmediatamente fue un éxito.
En este clásico venerado sobre el desierto, Austin medita sobre las maravillas de esas tierras y captura tanto el paisaje las colinas abrasadas y las mesetas endurecidas por el sol, como la enorme variedad de vida animal y vegetal, o los pocos seres humanos que las habitan: «Noticias de la tierra, de sus senderos y de lo que en ellos se mueve, el relato que un amante de esa tierra le puede ofrecer a otro». Su escritura recuerda, en el tono trascendental y su ocasional inclinación primitivista, a la obra de autores como Ralph Waldo Emerson y John Muir.