No transité ni transito hacia algún lugar determinado. Este viaje ha sido más un deshacer, un desapego, que una reforma. Sin un destino, me hice rara, difusa, soy el manifiesto de mis contradicciones. La falda, la voz, la rudeza, el labial, los senos y la barba, al fin, hecha a mi manera: inconfundiblemente travesti, una discordancia, un orgulloso y paradójico mamarracho, una frontera.
Una serie de recuerdos significativos de mi naufragio identitario, una parte de mi recorrido hacia la muerte. Las transiciones por el género, las intervenciones quirúrgicas, las políticas corporales y los sentidos asociados a narrativas reconocidas como transfeministas, queer o cuir, ponen de manifiesto mi ser animal, bravía, la maraña que he tejido sobre el cuerpo, ser ladrida.