Todo el mundo tiene su propio lugar de enunciación, el cual es necesario gestionar con crítica, responsabilidad y respeto. Hay quien siempre ha podido hablar, en su nombre y en el de los demás, y hay quien habitualmente se ha visto obligado a escuchar, pero eso está cambiando en los últimos tiempos. Ahora toman la palabra los silenciados, plantando cara al racismo patriarcal heteronormativo. La filósofa y activista Djamila Ribeiro, partiendo del punto de vista de la mujer negra, analiza todo lo que rodea al "Lugar de enunciación", defendiendo el derecho a una existencia digna, el derecho a la voz.