Sobre el autor: JOKIN AZPIAZU CARBALLO (Ermua, 1981) Sociólogo, investigador, activista, músico y programador cultural, forma parte de la Joxemi Zumalabe Fundazioa y ha participado y participa en diversos colectivos. Entre 2006 y 2008 formó parte del grupo de hombres antisexistas Alcachofa en Barcelona. En los últimos años, ha centrado su trabajo académico en los estudios de género y concretamente en las metodologías de investigación feminista (en el grupo SIMReF), y también en el estudio crítico de la relación de los hombres con el feminismo. Actualmente elabora su tesis sobre subjetividades LGTB+ en el contexto de los movimientos populares en Euskal Herria. Ha publicado textos sobre metodología para la investigación en revistas académicas y ha colaborado puntualmente con medios como Pikara Magazine, Argia o Berria.
Los debates en torno a la masculinidad y la creación deLos debates en torno a la masculinidad y la creación de grupos de hombres, han carecido hasta ahora de una revisión crítica sobre su verdadero alcance transformador. En Masculinidades y feminismo, se cuestiona la noción, a priori positiva, de nuevas masculinidades.
Por lo general, estas se componen de adultos heterosexuales, de clase media blanca y con núcleos familiares heteronormativos que, a menudo, excluye a las masculinidades homosexuales, afeminadas, trans*, menores o adolescentes, migrantes, personas mayores o mujeres masculinas.
En la práctica, nos encontramos ante grupos autoreferenciales que enfatizan cada vez más la propia identidad masculina, en lugar de ahondar en las relaciones de poder o el diálogo con el feminismo. Esto muestra cómo el hombre sigue viéndose y mirándose como principio y fin, superhéroe en el campo de la lucha por la igualdad. Asimismo, la ficción entre nueva y vieja masculinidad, sustituye a la comprensión del desarrollo histórico de la dominación patriarcal por una difusa división generacional.
La supuesta e insuficiente asunción de roles en campos como la paternidad o las tareas domésticas, oculta la profunda desigualdad de género existente en lo social, y el hecho de que los hombres seguimos monopolizando los espacios de socialización, sin renunciar a nuestros privilegios en el trabajo, los movimientos sociales, etc.
La pregunta es si se puede acabar con la desigualdad sin acabar también con la masculinidad y, por lo tanto, si esta debe reformarse, transformarse o abolirse.