Varias décadas de crítica literaria han puesto la duda sobre la autobiografía como el relato sincero de una experiencia para revelarla como la construcción interesada de esa experiencia, escritura de un yo no muy diferenciable del de la ficción. Los tres relatos de Me encantaría que gustes de mí constituyen una insinuación autobiográfica debido a su efecto de inmediatez, oralidad y la convergencia en una voz única. Durazno reverdeciente es el que más coquetea con esa insinuación mediante la mezcla del nombre de la autora con el de la narradora que se llama Fernanda Rosseti, pero en una variable insólita: la autobiografía futura. Fernanda Rosseti tiene 65 años, es panzona, canosa, y muestra un pasado extrañamente común con el de la narradora de Me encantaría que gustes de mí y Alejandra. Me encantaría que gustes de mí inventa el género novelita lesbo-playera o de surfismo sáfico.