Quien nunca se ha aburrido, no puede ser un contador de historias es una memoria de Coyoacán hecha a través de escritura fragmentaria, una exposicio´n incompleta de textos que fomenta introspeccio´n y contemplacio´n. Los fragmentos se sienten como la forma necesaria para contar historias cuando uno interactu´a con lugares colonizados como e´ste. A veces lo que queda son so´lo porciones. En este caso los fragmentos son pensamientos de historiadores, cronistas, personajes históricos y vecinos del barrio, así como ilustraciones y reflexiones de la autora.