Migración cero es la apuesta global, una apuesta que se regenera cada tanto. No es la primera vez que el derecho internacional se aboca, mediante los organismos internacionales, a dar cuenta y soluciones globales a los problemas que orillan a las personas a migrar, pero es el mismo derecho internacional, con sus instituciones, el que cede a las presiones de la soberanía en momentos determinados, como lo evidenció el cierre de fronteras en prácticamente todo el mundo debido a la pandemia de Covid-19.
Esta investigación da cuenta de cómo el gobierno de López Obrador apostó por una migración cero (el eufemismo empleado para evitar que las personas centroamericanas y migrantes transcontinentales logren llegar a Estados Unidos cruzando el país), mediante la implementación de una política migratoria consistente en reterritorizalizar la condición de refugiado.
Si bien es cierto que mucho de lo que está escrito en este libro ha sido pensado también para otros contextos y otros continentes, el presente análisis de la política migratoria mexicana consiste en mostrar la ausencia de una política fronteriza en el país, a diferencia de lo que se observa en otras regiones del continente (pienso especialmente en la Triple Frontera: Argentina, Brasil, Paraguay), la cual se explica por su cercanía con Estados Unidos, pero se traduce en un imperativo categórico inconsistente y desigual que afecta el Estado de derecho, la soberanía y cualquier intento de integración regional con el Triángulo Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras).