Una obra de performance instala la presencia del arte y del activismo: el artivismo como medio para la visibilización de los casos de femicidio ocurridos en los últimos tiempos, como recurso para la indagación respecto a la simbología del cuerpo femenino desechado, como estrategia para denunciar y repudiar la culpabilización de las víctimas promovida por los medios de comunicación y, ante todo, como una propuesta hacia el reciclaje de un discurso que cosifica, usa y descarta a las mujeres.