El mundo dominado por Estados Unidos y sus adláteres desde el colapso de la URSS está llegando a su fin. Cada vez más oímos hablar de «multipolaridad» como el término que va a definir el nuevo orden mundial hacia el que nos encaminamos inexorablemente y en el que países como Rusia, China o los BRIC están reclamando su protagonismo. Pero, ¿qué significa realmente? A esta pregunta es a la que pretende dar respuesta el presente libro de Augusto Zamora, uno de los más perspicaces analistas de la geopolítica actual. La compleja situación que estamos atravesando requiere, en sus propias palabras, que conceptos como unipolaridad y multipolaridad sean «acotados, definidos, ahondados y, en suma, explicados, para que lo entienda el personal y, cuanto más personal lo entienda, mejor para todos». Y en este proceso plantea una necesidad obvia: la ONU sólo tendrá sentido si se «descolonializa», esto es, si deja de estar al servicio de los intereses de unos pocos (siempre articulados en torno al «amigo americano») para convertirse en lo que siempre debería haber sido: un foro en el que se escuche a todos los países en posición de igualdad. Y esto requiere un replanteamiento radical de sus funciones e incluso de la propia ubicación de sus sedes. Porque, como afirma Augusto Zamora, «un nuevo concierto mundial para reformular la sociedad internacional sería malo, muy malo, para las prácticas coloniales e imperiales, pero sería bueno -y hasta muy bueno-, para resolver los más graves problemas de la humanidad, como el hambre, el desempleo y el atraso (que son la causa de la emigración), así como enfrentar con mayores recursos problemas mundiales como el cambio climático, la desertización o el creciente problema de la reducción de las reservas de agua».