Desde el inicio, Músicas entra en tensión: una sospecha. Avanzamos sobre el sigilo de la voz que al viajar va revelando la violencia y la ternura del ir descubrimiento el mundo. Un fantasma que visita las habitaciones, las calles, los paisajes de sus vidas anteriores, se aparece en el presente de su cuerpo todavía vivo, a pesar de haber muerto varias veces de miedo, desesperación, ansias y decepción.
Estos poemas son pedazos recogidos entre escombros. Hay bestias y descomposición, hay una silueta dibujada con rebeldía, curiosidad, sexo y aburrimiento, necedad, entrega y otra vez rebeldía. Los ojos de la ira en forma de venganza que se avienta a la hoguera del cielo. No hay filtros, hay expiación. Leo Músicas de Sylvia Georgina Estrada y pienso que pensar es una forma antigua de oración: la palabra mente tiene que ver con el sánscrito mantra, la oración primordial. Y por supuesto con la poesía.
Carla Faesler