El grado de mediación de la tecnología en la época actual está generando subjetividades híbridas de suerte que el individuo sigue siendo estudiante fuera del aula, obrero fuera de la fábrica, preso fuera de la cárcel. Esto implica que el sujeto puede encontrarse fuera de los centros físicos de encierro y, a pesar de ello, continuar siendo intensamente controlado y moldeado por las lógicas disciplinarias. De ahí la necesidad de pensar la tecnología tanto desde el punto de vista de los dispositivos de control biopolítico como desde su potencial emancipador en la construcción del común.
«Evidencia el papel social de nuestra simbiosis con la tecnología: por un lado, instrumento indispensable del progreso y de las rebeliones en potencia pero, por el otro, del control y la sumisión.»