Ya no decimos:
Soy puta,
Soy lesbiana,
Soy argentina,
Soy boliviana.
Pasamos de esa enunciación de las diferencias a la construcción de alianzas prohibidas e indigestas como la que está en la base de este libro. No sólo planteamos entonces mirar la sociedad desde el lugar de la puta, sino también desde ese lugar desatar cambio y transformación. Nos planteamos arrancarle a los lugares de tortura ya no sólo dolor y testimonio, sino desobediencia y osadía de pensar en la felicidad.