No entiendo a las mujeres es un libro polémico. Así lo muestran los prólogos que acompañan esta edición; aún no se había publicado y ya causaba controversia por su contenido. Muchos de los cuentos y microrrelatos que lo conforman han sido considerados transgresores por algunas de las conciencias judeo-cristianas más tradicionales. En el primero de los cinco capítulos de este libro, Y se hizo la luz, se recupera el carácter literario de la Biblia y los textos del imaginario hebreo para volverlos profanos; heréticos dirían algunos. Este libro nos brinda una multiplicidad de lecturas: la irreverente, la gráfica, la intertextual, la lúdica y la reflexiva, las cuales nos acercan a las más diversas manifestaciones artísticas y nos vinculan con el entendimiento; no sólo de mujeres, sino con el de todo lo humano.