Las abuelas dicen que a todo se acostumbra uno, y es cierto. A fuerza de ver y escuchar lo mismo una y otra vez, desarrollamos cierta inmunidad hasta a las cosas más horribles. Una de ellas es la violencia: la que nos cuentan, la que vemos e, incluso, la que padecemos y hasta ejercemos un día sí y otro también. De pronto pensamos que así somos los humanos, que la historia se repite y que no hay mucho que hacer, pero para eso tienes este libro entre las manos.