El tránsito terso entre la ficción y el ensayo marcó, desde un principio, la relación de Julieta Campos con la escritura, relación caracterizada por un vaivén inquietante entre razones y pasiones. En voz de la propia Julieta Campos: "Escribir sería transitar entre la soledad de la experiencia estética y la solidaridad de la experiencia ética". Esa ambivalencia habita la obra ensayística y la narrativa de Julieta Campos que transgrede la frontera de los géneros, fiel a su convicción de que la literatura sólo se compromete con la libertad de la imaginación y con la palabra. Para ella, la esencia de la escritura es la disidencia.