Diana Raquel Hernández aprovecha la experiencia adquirida en su labor como divulgadora de la minificción y como autora en antologías para escribir No siempre enero fue verano.
Sus minificciones tienen frontera con la poesía. Algunos textos son autónomos al desarrollar una idea clara y concluyente; en otros deja que el lector participe de la creación al llenar los espacios vacíos con elementos que la autora sólo insinúa; otros textos, en cambio, son directos y sin cortapisas.