Frente a la incertidumbre, hemos perdido el derecho al duelo; ante ello quizá sólo nos queda buscar, preguntar, nombrar. Este es un libro que pone a la memoria en primer plano, un reconocimiento del duelo colectivo que nos atraviesa. Nombres propios es un acercamiento a la legítima y amorosa resistencia que sostiene a las víctimas vivas de la violencia en México. Como apunta Natalia Mendoza en el prólogo: los versos de Alvarado señalan el mecanismo concreto que podría inaugurar un tiempo nuevo.