La vida se desliza, veloz, hasta que el cuerpo pisa el freno y se niega a seguir al mismo ritmo. Cuando el dolor lo coloniza, la voluntad pierde el control. En ese momento se pone en marcha un dispositivo médico, psicológico, familiar y social que acompañan al poseso para librarlo del tormento. ¿Es un drama o más bien una comedia en la que cada uno desempeña un papel? Porque el dolor se padece en soledad, pero el sufrimiento viene acompañado de medicinas, batas, consejos, exhortaciones, rezos, vecinos, redes sociales, amigos solidarios que huyen, paciencia familiar sin límite? hasta que llega al límite. Es una experiencia que nos excluye del mundo productivo y del futuro. Quizá la mejor manera de enfrentarlo sea riéndonos de él? mientras se burla de nosotros. La vida transcurre, veloz, hasta que aparece un virus y la paraliza. El mundo se reduce a unos cuantos metros en los que sobrevivimos, aburridos, atemorizados y solos. El menú de cada día empieza con la renuncia: no habrá trabajo, reuniones, cine, compras, escuela, ni siquiera motivos de alegría. Es el momento para realizar todo lo postergado, pero no queremos. Cada mañana nos asomamos a la única ventana, la digital. Vemos lo otro, y la mirada de los otros empieza a configurar la vida cotidiana. Es una pausa con cifras que crecen diariamente mientras las noticias insisten en que se trata de un paréntesis. ¿Cuánto dura un paréntesis? ¿Cómo se vive entre paréntesis? Con humor. Es la única salida.