Hoy se visualizan los traumáticos efectos que el modelo neoliberal dejó en términos de empobrecimiento y exclusión en toda América latina, lo que deriva en desintegración social y en dificultades para la construcción de ciudadanía. Ello no sólo ha puesto en primer plano el papel que le cabe al Estado en el diseño y gestión de las políticas públicas, sino que también ha permitido apreciar la importancia que la participación social tiene en la gestión de dichas políticas. En tal sentido, se ha observado que la gestión asociada ¿esto es, la asociación entre actores sociales diferentes como organizaciones comunitarias de base (clubes de barrio, asociaciones vecinales, etcétera), el Estado (en particular a nivel local) y organizaciones de la sociedad civil (OSC)¿ constituye una forma particularmente útil para lograr una expansión de la ciudadanía y el desarrollo humano. Este libro examina los alcances de la gestión asociada y las potencialidades que permite desplegar en la comunidad como conjunto y, en particular, en las organizaciones de base. La autora toma en consideración diversas experiencias y proyectos que tuvieron lugar en varios países de América latina, lo que le permite postular que la participación y la capacitación de los destinatarios de los programas resulta indispensable a la hora de alcanzar los objetivos propuestos. Si bien no es a través de proyectos sociales como se resuelve el problema de la pobreza y la exclusión ¿un punto sobre el que la autora no deja margen de duda¿, este modo de gestión implica evadir los estrechos límites del papel de ¿beneficiario¿ o de ¿cliente¿ en que suelen encuadrarse a los más pobres, asumiendo que la construcción de poder es flexible, dialéctica y capaz de reformular las relaciones de fuerzas entre los actores involucrados.