Cuando se produce una revolución o un
levantamiento armado, es frecuente que
la prensa y las redes sociales se llenen de
fotografías de guerrilleras participando
en el combate. Sin embargo, a pesar de
las diferencias entre unos conflictos y
otros, todas las mujeres que aparecen en
las fotografías tienden a ser
sospechosamente parecidas: chicas
jóvenes y guapas según los estándares
occidentales que visten ropas asimilables
por nuestra cultura y posan rodeadas de
armamento. ¿Las mujeres gordas, viejas o
feas no participan en las guerras? ¿No te
dan el uniforme militar si no te depilas el
entrecejo? En la era del capitalismo
baboso, las mujeres guerrilleras no son
sólo soldados, sino también cuerpos
deseados y consumidos que se insertan
en relaciones mercantiles internacionales
atravesadas por la lógica machista y
colonial.