El concepto de ignorancia necesita ser reevaluado, porque estamos atravesando un cambio revolucionario en la naturaleza del conocimiento. El desarrollo de la genética, la neurociencia y el big data ha cambiado la manera en que entendemos lo que puede conocerse sobre una persona. Los nuevos tipos de información traen aparejadas nuevas angustias, agravadas por lo difícil que resulta determinar con exactitud qué significará dicha información, quiénes tendrán acceso a ella y quiénes podrán usarla o manipularla. El surgimiento de nuevos tipos de información en el campo de la medicina implica que saber o no saber ha cobrado una importancia vital para el individuo. Igual de importante es examinar la ignorancia en relación con los nuevos mecanismos de poder.
En tiempos de crisis la gente, individualmente, suele optar por la ignorancia para no tener que procesar eventos o sentimientos traumáticos. No obstante, para algunos esta ignorancia no implica desconocimiento, sino más bien rendirse a un torrente ilimitado de información.