Entre todas las leyes del padre, había una de índole fundamental: no contar.
De niña, disimulaba mis deseos en textos de ficción. Dos hermanas en fuga. Perseguidas por un monstruo de dos cabezas. Huían por sombríos bosques. Se armaban con ramas, palos. Hoy ya no escondo mis deseos. Quisiera que este texto diezmara a mi familia toda.