"De palabra precisa como si la poesía no le doliera; como si los versos fueran de hierro y estuvieran formados con el fuego de Heráclito y la dialéctica. Como si no se dejaran moldear por ese aparatoso mundo de las emociones. Así es la poesía de María Aveiga. Me ha confesado que ha dicho lo que tenía que decir y es que desde hace unos años que no ha publicado ningún poema. Pero, como toda confesión, guarda ese secreto vertiginoso y tentador de algún día romper lo afirmado. Porque mientras la poesía le fue surgiendo como audacia de la emoción, ella fue siempre fiel a su visión estética y la emoción fue transformada por la complejidad y riqueza del lenguaje, en el perfecto andamiaje de las piezas de un poema, en la elaboración de imágenes que evocan e iluminan el mundo creado en sus textos hasta develar este otro conocido."