Poco después de cumplir 70 años, Paulo Freire preparó el conjunto de ensayos que componen el libro que el lector tiene en las manos. En plena madurez intelectual, el pedagogo brasileño estaba lejos de adoptar una posición dogmática o conformista: lo suyo era un permanente estado de búsqueda, siempre abierto al cambio, sin duda, porque actuaba con la serenidad de quien no confía demasiado en sus certezas: ?Cuanto más seguro me siento de que estoy en lo cierto, tanto más corro el riesgo de dogmatizar mi postura, de congelarme en ella, de encerrarme sectariamente en el círculo de mi verdad?, dice con agradecible honestidad en la nota introductoria de este volumen. Freire se interesó largamente en la naturaleza humana, no como una entidad fija sino como algo que se constituye en la historia misma, no antes o fuera de ella. Una idea clave en su pensamiento es que somos seres finitos, inconclusos, pero con una marcada vocación por ser más, lo que requiere libertad y la posibilidad de decidir. Para alcanzar esas condiciones mínimas, es necesaria la lucha política y en esa lucha la educación ocupa un puesto crucial, pues ?es un factor fundamental en la reinvención del mundo?. El autor de Pedagogía del oprimido aborda en estas páginas la importancia de la alfabetización en el surgimiento de auténticos ciudadanos, los vínculos entre educación y participación comunitaria, el protagonismo de la responsabilidad y el derecho a criticar.