En un pueblo de la provincia de Buenos Aires llamado Napa vive una familia que puede o no ser la misma de Una idea genial, la primera novela de I Acevedo. La vida parece apacible, pero una tarde de ocio se interrumpe por la caída de un meteorito: un misterio. Los chicos corren a investigar, con Tatiana a la cabeza y ayudados por el Club Marlboro, un grupito de amigos que se junta a fumar a escondidas. Con algo del espíritu de los ochenta captado vivo, sin nostalgia desde E.T., Cuenta conmigo y Los Goonies hasta las zapatillas Adidas verdes y azules o las pulseras de plástico y otro poco de Stephen King, Quedate conmigo también es un meteorito atravesando el cielo de la literatura argentina. Una rareza de una escritora rara y con el impulso de escribir, con un ojo en la tradición, una voz que suene completamente nueva. Será que la literatura solo brilla cuando está empezando, como esa historia que en Quedate conmigo va a escribir Tatiana en una libreta así, traída por extraterrestres: Era negra y brillante como una lija, y en toda su superficie resplandecían estrellas, constelaciones y cometas que volaban de acá para allá. La tapa representaba la galaxia en movimiento sobre un fondo negro como el terciopelo. Cuando Susi la dejó sobre la mesa sentí que estaba viva.