Este libro es un tesoro: nos ofrece la historia del feminicidio como una categoría nacida políticamente desde la frontera de Ciudad Juárez y desplegado desde los feminismos latinoamericanos y caribeños. Esta invención conceptual está ligada a una búsqueda de justicia impulsada por luchas de mujeres que denuncian, buscan, pelean, duelan y colectivizan su dolor. Se trata de una categoría que emerge desde abajo y desde el Sur y que llega al Norte con esa carga de politicidad e incluso modifica la lengua más dura: los mismos códigos penales. La reconstrucción histórica de la categoría adquiere así el sentido de ser un ejercicio de despatriarcalización y descolonización, nos explica Emanuela. Y su propio trabajo, como investigadora y activista, tiene ese mismo método. Estamos frente a una contribución vital, que trabaja el feminicidio enhebrando palabras, imágenes y prácticas -todas tratadas con igual importancia y respeto. Este libro hace justicia con quienes pusieron el cuerpo luchando, investigando y escribiendo antes y se trama con la construcción colectiva que abre camino para quienes vendrán después. Sí, es un tesoro: con este libro entendemos la labor artesanal, trabajosa y filosa de una gramática contemporánea de la violencia feminicida que toma riesgos, que se compromete y que se anima a nombrar eso que pretende, una y otra vez, ser silenciado.