En la actual sociedad de consumo la música parece haber derrotado a la pintura y a la poesía como vehículo de comunicación y medio de goce público. Esto la pone en inmediato contacto con el dinero, el poder y la política. Este libro, escrito por un economista heterodoxo y un melómano inquieto, hace la historia de estas relaciones y descubre su estatus actual, pero reivindica el carácter subversivo de la música y su significación liberadora.