Siberia es la escritura de un duelo que se vive en el cuerpo, en la mente y en el lenguaje. Es el duelo de una madre que pierde a su hijo y que abandona la ciudad que ha sido su hogar durante quince años, pero es también la búsqueda de la palabra que exprese, a la vez, el dolor de la ausencia y el hambre por la luz.
Daniela Alcívar Bellolio, una de las voces más honestas y radicales de la literatura ecuatoriana, explora la muerte y el deseo desde un lugar de extrema vulnerabilidad: el de la experiencia de la pérdida. Aquí no existe el artificio del orden narrativo, sino lo conmovedor del caos de un cuerpo doliente, que grita el vacío que lleva adentro y que trabaja una palabra poética e indomesticada, un lenguaje habitado por el miedo, la culpa y la necesidad de sosiego.