La obra constituye una crónica dedicada a narrar el diálogo que la autora entabló, desde el año 2002 hasta la redacción final, con rarámuri o tarahumaras de distintas regiones de la Sierra Tarahumara, en Chihuahua, México. El corazón del presente escrito es el registro del proceso de construcción de una teoría etnográfica sobre la antropología rarámuri, es decir, de una metodología para describir la relación entre distintas formas de producción de conocimiento y del conocimiento resultado de tal interacción. La peculiaridad del proyecto desarrollado en el escrito radica en reconocer explícitamente el papel co-creativo de los rarámuri. El proceso metodológico de la propuesta consiste en situarlos como agentes teóricos antes que sujetos pasivos. Simultáneamente, este desplazamiento reubica a la autora en posición de traductora y redefine la relación entre los datos y la teoría. Con base en los conceptos y las experiencias del camino y del caminar de los rarámuri, el trayecto del libro constituye una apuesta para imaginar y practicar otras antropologías posibles.