Friedrich Dorguth (1776-1854) es el primer seguidor al que Schopenhauer reconoce como tal, de ahí que lo llamara su protoevangelista. En los opúsculos que lo hicieron acreedor de dicho epíteto, y que se presentan aquí traducidos al español por primera vez, podemos asistir al momento considerado por Schopenhauer como fundacional de su Escuela, una Escuela cuyo influjo en el devenir del pensamiento occidental perdura también en nuestro siglo.