¿Quién era en realidad Andy Warhol? ¿Fue el más célebre representante de la cultura pop, alguien fascinado por la publicidad y el éxito ;quintaesencias de lo «americano»;, un comprador y consumidor compulsivo, un artista polifacético y admirado? ¿O fue acaso el último gran pintor de la tradición europea del retrato y el bodegón; un ser, por el contrario, consumido por lo que poseía, melancólico, nostálgico, que vivió la vida como una carrera hacia la muerte? Tristísimo Warhol pretende contestar a estas preguntas, y lo hace en forma de relato, partiendo de una historia del arte narrada que comienza un día de agosto de 1956, cuando el último pintor romántico, Jackson Pollock, se estrella con su coche en Long Island. Artistas como David Hockney, Jasper Johns o Tom Wesselmann aparecen y desaparecen en esta historia, configurándose, también alrededor de ellos, toda una serie de conceptos de la modernidad, actuales síndromes de nuestro tiempo: la nostalgia, la melancolía, la muerte. Tristísimo Warhol finaliza con la muerte del artista. Pero, más que un libro sobre él o el arte pop, ésta es una historia osada y reveladora que habla de todos nosotros, al fin y al cabo atrapados en esos síndromes modernos.