Leer a las poetas sáficas como si devorase ferozmente un pastel. Eso es lo que se impuso Luna Miguel para poder escribir esta oda a un cuerpo amado; pero también para reírse de sí misma y disfrazar sus versos con un lirismo ascético, lúbrico y juguetón, como de otro tiempo. Emulando estilos y sensibilidades aprendidas de la poesía floral de Hilda Doolittle, Renée Vivien o Carmen Conde, la autora se entrega en Un amor español a la narración enfermiza de un romance heteronormativo. Pero hay otros temas que sobrevuelan esta obra: el sexo tras la maternidad, las relaciones a distancia, el armario de la bisexualidad, la cultura de la reparación, la extrañeza del idioma propio Y al final, una sola certeza: que su única patria es el deseo.