Nacido de vientre de mujer, educado por ella en sus primeros años, el varón debe recorrer un largo camino para afirmar su identidad masculina. Los cambios experimentados en los últimos decenios, con la incorporación de la mujer a espacios tradicionalmente masculinos, hacen más largo e incierto este recorrido. El modelo patriarcal, vigente durante milenios, se ha roto en mil pedazos: ha llegado el momento de construir un nuevo ideal de virilidad que permita al hombre de hoy vivir en armonía con su entorno. La intención de XY. La identidad masculina es contribuir a la construcción de dicho modelo. En la obra se describe cómo en otras sociedades, desde la Grecia clásica hasta las tribus de África o Nueva Guinea, existen costumbres y rituales específicos que marcan las etapas de la diferenciación masculina ya antes de la pubertad. Por otro lado, los personajes de las novelas contemporáneas nos desvelan las tensiones interiores del hombre actual, el amor/odio hacia su madre, la añoranza de un padre siempre ausente y el terror latente a la homosexualidad o a no ser un verdadero hombre. Elisabeth Badinter nos propone una reconciliación profunda del hombre con los valores masculinos, por encima de los clichés del supermacho o del hombre débil y pasivo. Mientras tanto, las mujeres observan a estos mutantes con ternura y contienen la respiración.