En la década de 1760, el prestigio de los filósofos está en su apogeo y el hombre de letras se convierte en una fuerza que es preciso tener en cuenta. Tal como anhela Voltaire, los filósofos habrán de gobernar el mundo porque gobiernan la opinión. Frente a esto, los reyes y príncipes cortejan al hombre de letras y buscan su protección bajo la forma de una caución moral e ideológica. Con este tercer volumen, la autora cierra su reflexión sobre las tres grandes "pasiones intelectuales" del Siglo de las Luces: "el deseo de gloria", "la exigencia de dignidad" y por "último la voluntad del poder", pasiones que persisten en la actualidad.