JOHN HOLLOWAY / FERNANDO MATAMOROS / MATAMOROS PONCE, FERNANDO / SERGIO TISCHLER VISQUERRA
El zapatismo del siglo xxi no puede ser pensado solamente en los catorce años de su existencia en los espacios públicos autorizados. Como constelaciones, es una acumulación de experiencias de quinientos años de resistencia y rebelión, y de por lo menos veinte años (1974, Congreso Indígena) antes de la insurrección del 1° de enero de 1994. Aunque el zapatismo se construye localmente (Chiapas), tampoco se puede clasificar como un objeto en los márgenes y discontinuidades de lo instituido, sin continuidad del pasado, pues estaba mediado por los sujetos de la lucha de clases, los discursos, estrategias y técnicas gubernamentales nacionales e internacionales para la expansión del capital. En este sentido, el zapatismo, en tanto que movimiento indígena, es contradicción, pero también es antagonismo. Se nutre dialógicamente de un discurso simbólico de representaciones nacionales y populares de identidad (cuestiones nacionales, banderas, indígenas, cosmovisiones, tradiciones, usos y costumbres, etc.), de constelaciones mediadas por las lógicas capitalistas. Podemos circunscribirlas en los procesos de resistencia y rebeldía a la Conquista que denominó, desde el Occidente, América, pero también del discurso del neoliberalismo de treinta años que afectaron a las comunidades indígenas: los cambios de perspectivas en las lógicas paradigmáticas de organización política y militar de los estados nacionales que eran obstáculos a las lógicas de expansión del capital y del nuevo Estado neoliberal.
Creo que hay que hacer ese recordatorio importante para entender el zapatismo, así como el desarrollo posterior de esos catorce años. Debemos también comprender las Seis Declaraciones de la Selva Lacandona -yo he expresado constantemente que en la Sexta ya se está abriendo una séptima declaración-. Es decir que las declaraciones son también un constante salir de su territorio reivindicado, entrar al rodeo de la lucha política nacional y popular, regresar a reforzar sus dignidades, ir y venir, regreso y actualización de experiencias, de las experiencias autonómicas marginadas, pero rodeadas o mediadas por las presiones del capital, del trabajo abstracto que expropia sus tierras, subsume las formas de organización, de trabajo, de comunicación y de organización de la palabra.