Estás en la colina. Al lado, un padre y dos hijos. Vienes a ver la nave irse ahi donde las estrellas se encuentran.
Despega, la nave va, al cielo va, y con la humareda en medio de la colina vienen los deseos de siempre:
un amor con el padre de tu pareja
un amigue que al menos partiera dejándote una nota y no una promesa nunca cumplida
un destino tejiéndose más allá de ti, adelante del tiempo
trozos de ti que en alguna parte se desparramasen
alguien con quien compartir tus mismos deseos ocultos.
Y la nave se va, y estas historias quedan en ti, en la ausencia de tu ser amado.
Querido lector, acaso este libro habite los límites de tus deseos y su humo se deslice entre tus dedos suavemente.